En la tercera entrada voy a hablar de una de las ciudades por las que pasa Ibn Battuta en esta ruta: Tombuctú.
Es una ciudad próspera y adinerada por su gran obtención de oro, grano y sal (a causa de la unión con Yenné); lo que le lleva a tener una economía potente y a ser un pilar fundamental que sostiene el populismo de Tombuctú.
Todo esto da una gran importancia al comercio africano, ya que la sal hacía falta en el sur y se rumoreaba que había tanto oro que los soberanos de esos reinos adornaban sus cabalgaduras con pepitas de oro tan grandes como un puño.
"El oro viene del sur, la sal del norte y el dinero del país del hombre blanco; pero los cuentos maravillosos y la palabra de Dios sólo se encuentran en Tombuctú" (proverbio malí)El primer gobernador malinka que fue convertido al islam fue Suniata. Con él bajo el poder, la gente fue adaptándose a esta religión a causa del crecimiento en número de mezquitas y por las peregrinaciones de los soberanos a La Meca. Aunque había aldeas que prefirieron adoptar el animismo como religión.
En 1307, le sucedió su sobrino Mansa Musa I (después de sucesiones irrelevantes).
Fue el gobernador que consiguió el máximo esplendor de esta ciudad. Este hombre mandó a construir mezquitas, bibliotecas y la primera universidad donde fomentó la literatura negra y la lengua. En su viaje a Egipto, descubrió a un arquitecto llamado Es Shaelí y lo mandó a diseñar la gran mezquita de Dchingerber; que sigue en pie todavía.
Cuando volvió de La Meca, Tombuctú se convirtió en una ciudad clave para el comercio e intercambio y en esos años fue cuando nuestro viajero Ibn Battuta fue a visitarlo.
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